mudas
Tus hojas vibrantes ya casi no dan sosiego a la siesta.
A la tarde, la gente ya no va más a la tienda,
le traen todo a casa en abundante cartón.
Álamo, por ti el obraje, el papel y los fósforos.
Quedan dos palabras colgadas de una percha,
sustento y sostenibilidad,
gastadas.
vespertina
en el pórtico
juegan nieto y abuelo,
matan el tiempo
ese regazo
es mágico, hace de
silla y caballo
el césped hace
la siesta, la hormiga
sigue cortando
se queda quieto
el voraz saltamontes
vegetariano
lo mira el gallo,
se pasea ladeando
su cresta roja
niñez
en la infancia todo es de primera,
nos queda todo fraguado
como sello de herrero,
lo lindo, lo feo…
máxima
mamá es libre
no habla el idioma
está en la ciudad
mamá es única
manjares exóticos
vende al restorán
mamá me trae
un reloj para niña
las horas pasan
mamá cultiva
chauchas mojarrita en
la huerta de atrás
mamá prepara
un charque de pescado
para el arroz
mamá consigue
extracto para hacer
la limonada
mamá corta el
género y lo moldea
en un palazzo
mamá sonríe
empieza su serie en
la televisión
mamá regala
esperanzas y sueños
también lo real
mamá poco sabe
de la tan mentada
emancipación
máximo
pionero eras y veterano fuiste de una gran guerra
fiel a ti mismo,
de un futuro te hiciste en las dos islas
me acompañaban duendes y hadas aladas,
tú los creaste
tus herramientas no me eran extrañas,
aroma a nafta
la llave 13',
con ella a mi bici le ajusto el asiento
con las palabras eras titiritero,
humor absurdo
un aderezo a la letra de una canción,
siempre en el aire
en tu almanaque,
40 de abril era fecha posible
un encuentro contigo era fiesta o un regalo sin moño
sin saltear tu cumpleaños,
agradecido te despediste
arbóreo
los árboles vigilan mi paso, huella florida
ceibal y jacarandá van quedando atrás
chivatos en flor marcan la ruta a la terminal
la Lavalle regala un nuevo amanecer
en el monte, un rojo ferroso envuelve vertientes
de nuevo sobre la Mitre, creo, y el sol
la enramada revela racimos gualdos
no son de los abedules de la Campoy,
sino de las acacias al viento distrayendo a tu pelo miel
columpio
vaivén que transforma
las horas en risa,
hamaca de campo
sujeta a una viga
entre dos casuarinas,
tabla y cadenas
remontan vuelo
y dotan de alas
a la libertad
ayer sin final
Los Años XX
envueltos en neblina,
cuatro vástagos
de un mismo hogar
en un paisaje de llanura
fértil y colonial
el mayor con el papá,
de brazos cruzados queda atrás;
el parvulario
de una calle en Delft,
silueta de mujer
segunda, nena
una tía la adopta
sin identidad;
los dos más chicos
se quedan sin mamá,
al orfanato van
la guerra pasó
reconstrucción y bodas
para ser feliz;
ya de adultos
reencuentro, en días
del Rock and Roll
oscuros cuartos
por siempre cerrados y
sin atestiguar;
generación que
pasó volando con una
llave sin usar
para nuestra paz
aguantándose solos
sin mirar atrás
XX
uña rota
patio de volley
equipo de gimnasia
a medio poner
fuerza juvenil
se despliega en la cancha
ensayo vital
la red espera
los saques vienen y van
le escapo al balón
quisiera volver
a ese patio de ayer
con más pasión
vista aérea
Los Andes, altar
de una patria sin par
del sol, almohada
La Patagonia,
con rebaños color pan
de ofertorio
Cuyo da vino,
el cáliz rebosante
llama a comunión
Norte es terraplén,
escalinata al cielo,
patrio corazón
La Pampa, nave
central, cuna y pago de
gaucho y malón
Chaco y Formosa,
de bosques olvidados,
perfil equino
Mesopotamia,
desborda en abundancia,
aire litoral
Santa Fe y Córdoba,
más tonalidades que
los de Capital
Tierra del Fuego e
Islas del Atlántico Sur,
fondo austral
La Antártida,
silencioso cono de
la composición
cotidianidad
hoy es un día de tantos
abro los ojos
y me miro la mano
y pienso,
qué cosa corriente
y familiar, esta mano es mía
y me maravillo
incontables momentos semejantes
en compañía de mis manos
que no me piensan